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En los años noventa, Mercedes-Benz redefinió el concepto de un roadster de lujo con la generación R129, y el SL500 de 1991 es prueba viviente de esa época dorada. Un convertible que combina diseño atemporal, ingeniería alemana y un nivel de refinamiento que lo convirtió en ícono de su tiempo.
Bajo el cofre late un V8 de 5.0 litros con 326 hp, capaz de entregar un andar suave y poderoso a la vez, acompañado por una transmisión automática pensada para disfrutar tanto de largas autopistas como de un paseo descapotado en ciudad. Su techo eléctrico retráctil, avanzadísimo para la época, junto con la seguridad pionera de la barra antivuelco automática, lo posicionaron como uno de los deportivos más innovadores de su generación. Este ejemplar tiene apenas 17,114 millas originales.
El SL500 no es solo un clásico: es un automóvil que simboliza elegancia, confort y tecnología adelantada a su tiempo. Una pieza de colección para quien busca la mezcla perfecta entre lujo, deportividad y herencia Mercedes-Benz.